Entrar a un Bar es como ingresar a una Galería de Arte, donde Cantineros Espíritus y Espirituosos, nos esperan con sus corazones latiendo al unísono, al compás de los sonidos de cocteleras, cucharillas, hielos crocantes, que hacen trinar copas y vasos en todo el ambiente del salón.
Un Bar, es diversión, alegría, celebración, risas, amistad, romance, música, encuentros y reencuentros, es realmente un espacio lleno de magia, jolgorio y esparcimiento.

Entrar a un Bar, es desconectarte de alguna manera, de las tensiones del día, la semana y a veces de periodos más largos de tiempo con sus malos y buenos momentos, a veces, también de ESOS espacios de soledad, que nunca faltan en nuestras vidas.
Y por último, el Bar, como todo mundo mágico, tiene que tener un hechicero encantador, encargado de hacer que toda esa magia funcione. Aquí me refiero no solamente a la elaboración de un gran Coctel, que es en realidad el final del “embrujo”, sino también a ese comienzo que empieza con una bienvenida y trato, lleno de respeto, sonrisas sinceras, trato cordial y por supuesto, humildad y honestidad.
Por último quisiera dejarles un mensaje a los jóvenes cantineros:
La elaboración de un “Gran coctel”, no empieza llenando de hielos a tu coctelera, si no en la bienvenida cordial y sincera que les das a tus clientes”
Así es queridos amigos, el comienzo de un Gran Coctel, siempre empieza con una sonrisa de bienvenida…¡claro que sí!

HANS HILBURG VIVAR
Maestro Cantinero
Espíritus del Bar